La selección de Elinor Ostrom y Oliver Williamson para el Premio Nobel en Economía, de 2009, es una gran elección, escribió David R. Henderson, en The Wall Street Journal.
En la Facultad de Ciencias Económicas, de la UFM, las ideas de Williamson son parte central del contenido del curso de Economía de la Empresa, impartido durante los últimos dos años por los profesores Lisardo Bolaños y Hugo Maúl en la Facultad de Ciencias Económicas. En dicho curso se abordan temas centrales en la teorías de Williamson como las fronteras de la firma (the boundaries of the firm), el problema del Hold-Up en las relaciones contractuales (oportunismo y especificidad de activos), la economía de los costos de transacción, y otros. Este curso tiene como objetivo que el estudiante comprenda el rol que tiene el análisis económico dentro de la estructura organizacional de la empresa y en la determinación de la estrategia competitiva de la misma.
Henderson explicó que la economía prevaleciente se ha vuelto altamente matemática y se ha ido haciendo independiente de la realidad. Muchos economistas se sientan en sus oficinas y hacen derivadas; mientras que pocos salen de ellas y hacen el trabajo duro de examinar las estructuras institucionales que los humanos tienen para resolver sus propios problemas del mundo real. Entre estos últimos están la señora Ostrom y el señor Wilson, explicó Henderson, al comentar que el hecho de que economistas que están hablando sobre humanos reales estén ganando el Premio Nobel, en vez de economistas que hablan sobre abstracciones matemáticas, es muy bueno.
Al referirse al trabajo de Ostrom, Henderson explicó que la mayoría de economistas están familiarizados con el artículo de Garrett Hardin titulado The Tragedy of the Commons; mismo que explica que cuando nadie es propietario de un recurso X, ese recurso tiende a ser sobre utilizado porque nadie controla su uso y cada persona tiene un incentivo para usarlo antes de que los demás lo hagan. Ostrom, empero, encontró que la propiedad comunal puede funcionar cuando esta implica no sólo el dominio, sino derechos de propiedad.
Will Wilkinson, por su parte, llamó la atención sobre el hecho de que el trabajo de Ostrom demuestra la superioridad de las instituciones del sector privado, sobre aquellas del gobierno, como en el caso en el que, aún donde existen derechos de propiedad, es más fácil y barato resolver controversias por la vía privada, que por medio de la ley. En ese sentido, dice Wilkinson, el trabajo de Ostrom enfatiza la importancia del conocimiento local del mismo modo en el que lo hace Friedrich A. Hayek.
Peter G. Klein, en Mises Daily, explicó que aunque Williamson no es austríaco, sí simpatiza con temas austríacos como el ya citado con respecto al conocimiento, y como la competencia en el mercado. Su concepto de asset specificity, destaca y extiende la teoría austríaca del capital y su teoría de los límites firmes ha casi desplazado al modelo de competencia perfecta, en campos como la economía antimonopolios y en componentes importantes de la organización industrial.
Según Peter Boetke, del Mercatus Center de la George Mason University, las reglas del juego son críticas para entender el mundo; y las instituciones son las que determinan, en última instancia, si emergen la paz y la prosperidad, o si dominan la violencia y la pobreza. Explicó que el trabajo de Ostrom demuestra de forma sorprendente las formas diversas en las que las sociedades humanas pueden conseguir la cooperación social; y que el de Oliver Williamson nos abre los ojos frente a los muchos papeles que juegan las compañías en la sociedad.
Por su parte, Vernon L. Smith, Nobel en Economía 2002 y doctor honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín, también se refirió a la importancia de las instituciones y de la definición de los derechos individuales, en el trabajo de Ostrom.
Contacto:
Giancarlo Ibárgüen S., rector
rectoria@ufm.edu
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