Walter Peter Brener, frente a Atlas Libertas, en la Universidad Francisco Marroquín. |
Atlas Libertas, la escultura inspirada en el título y concepto de la obra magistral de literatura de Ayn Rand La Rebelión del Atlas, fue incluida en el libro Nuevas banderas, una joven expresión de identidad, editado por Telefónica Centroamérica.
El relieve se encuentra en la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín, y Nuevas banderas une “una propuesta peculiar de las filosofías detrás del arte de 67 artistas centroamericanos entre los que fue incluido el escultor Walter Peter Brener. “En Telefónica entendemos el arte como un puente de expresión capaz de transmitir pensamientos, sensaciones, emociones y diversos elementos que forman parte de una sociedad reflejando la vida en que ella habita y así, su identidad”, dice el libro.
Al explicar Atlas Libertas, Walter comenta que “el Atlas de la Mitología Griega fue el héroe que condujo la rebelión de los Gigantes en contra de los Dioses Dictadores del Monte Olimpo. Al perder la batalla, Atlas es condenado por Zeus a cargar eternamente el reino de los cielos, es decir el Universo. Atlas está luchando por su libertad y la de los Gigantes y humanos.
En mi creación del Atlas, ya no es una figura mitológica, sino una metafórica traducida al hombre, al individuo movedor del desarrollo humano aquí en la Tierra y en el Universo.
El ser humano adquiere sabiduría, que actúa, que ambiciona con justicia, fortaleza y templanza, las virtudes cardinales de la Grecia Clásica, que Aristóteles le enseñara a Ayn Rand y ella adoptara y mejorara en integración jerárquica a su propia filosofía objetiva. Atlas es el hombre que triunfa y es entonces feliz plenamente. El entrepeneur, el individuo productivo, el huomo justo; todos ellos convergen en el abstracto de la visión heroica de Ayn Rand.
Los engranajes, planetas y cuerpos celestiales de metal, dorados y celestes representan al tiempo en el universo, la industria, la productividad, la riqueza de la felicidad. Representan también la unidad engranada, implícita en el motor generador de todas las acciones humanas; su mente, su raciocinio, su valor primordial para mantenerse vivo y alcanzar los objetivos que lo harán un triunfador. Un triunfador en libertad y sólo con libertad”.
La escultura es de latón repujado, soldado y patinado con pinturas químicas a alta temperatura 4.5 m de alto por 4.5 m de ancho, en altorrelieve, con una profundidad aprox. de 40 cm.
Vea, aquí, una conferencia, por Yaron Brook, sobre la influencia de La rebelión de Atlas; y aquí está disponible otra charla, por Fred Kofman, sobre la misma obra.
Acerca de Walter Peter Brener
Los primeros pasos de Walter Peter Brener en el mundo del arte “los vivió acompañando a su progenitor Walter Peter Koller, renombrado pintor guatemalteco, en sus días de campo. Wali recuerda con nostalgia las tintas chinas y dibujos de La Antigua Guatemala de su padre, quien marcó en su alma el amor por la vida, por la búsqueda de la excelencia, una escuela que fue más filosófica que técnica.
El dilema de su vida llegó al tener que escoger entre las aventuras en el aire y la expresión de sus ideas, emociones y filosofía. Obtuvo su licencia de piloto aviador, pero eligió el arte y se enroló en la Escuela de Bellas Artes de Zürich, Suiza, en donde estudió la disciplina de la escultura.
Regresó a Guatemala en 1993, junto con su esposa María Fernanda, promueve de manera académica, con un método pedagógico y lógico la enseñanza de las artes plásticas. Esta tarea se fundamenta en el dibujo, que es la base técnica perceptivo visual tanto de la pintura como de la escultura.
Su obra ha evolucionado, siempre atada a profesar su propia filosofía. Al principio fue de corte naturalista, con paisajes de la arquitectura como puertas antiguas que expresaban un sentido melancólico-romántico-artístico. Hoy utiliza simbologías que representan la vida de una manera más compleja, contando historias a través de su arte; inspirado en la cultura griega clásica, especialmente en el pensamiento aristotélico, en donde se ve al hombre como centro del universo, exaltando sus cuatro virtudes cardinales: sabiduría, justicia, fortaleza y templanza.
Su obra de gran escala lo califica como un escultor de estilo romántico heroico, expresando en ella los más altos valores del ser humano con una filosofía de corte racional y lógico.
Su respuesta a la vida es muy simple Haces lo que te hace feliz, buscas lo que te hace feliz, realmente para eso es esta vida, para ser feliz”.
Contacto:
Giancarlo Ibárgüen S.
rectoria@ufm.edu
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