De acuerdo con una narración mitológica, ampliamente difundida en Mesoamérica, el Sol y la Luna se originaron a partir del sacrificio de dos dioses, que se arrojaron en una hoguera o en un horno encendido.
Las fuentes documentales y la iconografía de los vasos pintados del periodo Clásico sugieren que este mito -que se asocia normalmente con la religión azteca- fue también parte de las creencias religiosas de los mayas clásicos.
“El contenido de un enterramiento, descubierto en la Plaza de los Siete Templos de Tikal, parece ser el resultado de un ritual que recreó el sacrificio de los dioses transformados en el Sol y en la Luna.”, explicó Oswaldo Chinchilla, curador del Museo Popol Vuh, de la Universidad Francisco Marroquín, durante la conferencia que ofreció el 19 de marzo en esta casa de estudios.
Encontrado durante los trabajos del Programa de Patrimonio para el Desarrollo, de la Agencia Española de Cooperación Internacional, este entierro, del periodo Clásico Temprano, está asociado con el conjunto arquitectónico de Mundo Perdido, y permite ofrecer nuevas interpretaciones, relacionadas con los llamados Complejos de Conmemoración Astronómica.
El entierro fue investigado por el arqueólogo Oswaldo Gómez, director del Proyecto Plaza de los Siete Templos de Tikal. La conferencia fue presentada por el curador del Museo Popol Vuh, Dr. Oswaldo Chinchilla, que ha realizado amplias investigaciones sobre la escritura y la iconografía maya clásica.
Más fotos, aquí.
Contacto:
Oswaldo Chinchilla, curador del MPV
ofchinch@ufm.edu
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