Un grupo de estudiantes mientras observaba el espacio dedicado al recuerdo de Booker T. Washington |
El tercer salón symposium del Ala Socrática de la Universidad Francisco Marroquín fue nombrado en memoria de Booker T. Washington, esclavo y educador estadounidense.
Con el propósito de inspirar a los miembros de la comunidad de la Universidad Francisco Marroquín para que participen y organicen discusiones formales e informales, al estilo de los diálogos socráticos, en la UFM se han diseñado áreas que favorecen aquella actividad. Tal es el caso del Atrium donde funcionará la cafetería y el de los 6 salones symposium donde ya se practican diálogos, coloquios y clases.
El 31 de octubre de 2003, cuando fue inaugurado el concepto, el rector, Giancarlo Ibárgüen S., explicó que las razones que mueven a la UFM a promover el diálogo socrático son: primero, que la forma tradicional de educación, en la que el profesor asume una posición de poder y de control del conocimiento frente al estudiante, de ninguna manera le despierta la inquietud de investigar, leer y participar; lo cual no está de acuerdo con la misión de esta Universidad. Y segundo, porque la tecnología facilita que los estudiantes tengan acceso a información y conocimientos que enriquecen las clases y la relación entre profesores y alumnos.
El primer salón fue nombrado en recuerdo de Pablo Antonio Cuadra (1912-2002), poeta nicaragüense y doctor honoris causa de la UFM, 1995. Cifar, su personaje en la obra Cantos de Cifar y del Mar Dulce, encarna la atracción del ser humano por la odisea y la aventura de «descubrir lo no sabido». Para Cuadra, el Gran Lago de Nicaragua, donde Cifar navega, es a la vez el corazón de su país y simbólicamente el de toda Latinoamérica… el cristal de nuestra historia donde se reflejan sueños y frustraciones.
El BAC Credomatic Network y la familia Pellas le ofrecieron este salón symposium a los aventureros que navegan por las aguas de la mente y del espíritu mediante el diálogo socrático.
El segundo salón fue nombrado en honor a Hanah Arendt (1906-1975), filósofa y política alemana. Para Arendt, el totalitarismo es un fenómeno de la condición humana que surge donde reina la intolerancia. En la medida en que el hombre piensa y dialoga, se vuelve más humano, más tolerante… la única forma de evitar que aquella tragedia se repita en el futuro.
«A los que aspiran las ideologías totalitarias no es a transmutar revolucionariamente la sociedad, sino a transformar la propia naturaleza humana», escribió Arendt.
Este salón symposium fue patrocinado por CEMACO y la familia Nathusius, para que las futuras generaciones cultiven un pensamiento crítico en un ambiente de tolerancia.
El tercer salón fue nombrado en memoria de Booker T. Washington (1896-1915), el primer educador de los negros. Rechazó el racismo porque en él se reduce a la persona a la condición de objeto. Para Washington todo depende de la voluntad y la dignidad de cada individuo: el simple hecho de pertenecer a una raza no garantiza el éxito ni conduce al fracaso.
«Cuando oigo a alguien apoyando medidas que limitarían el desarrollo de otro, le tengo compasión porque sé que él está tratando de parar el progreso del mundo, y porque sé que al pasar el tiempo del desarrollo y los avances sin límite de la humanidad le harán sentirse avergonzado de su posición débil y estrecha», dijo.
Americas Home Place y Barry Conner le dedicaron este espacio a todos los que viven y trabajan con voluntad y dignidad.
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