A las tortugas de la fuente de la Biblioteca Ludwig von Mises les encanta el sol y disfrutan mucho que las alimenten. Cuando escuchan voces y ven figuras acercándose a las orillas de la fuente, vencen su timidez y se aproximan en busca de comida. Si les das alimento, se congregan con entusiasmo.
A las tortugas del campus de la UFM les gusta que las alimenten. Foto por Luis Figueroa.
Aunque es fácil confundirlas con su entorno, si pones atención las puedes ver sobre las piedras, especialmente donde da el sol. En el campus, explican en el Arboretum de la Universidad Francisco Marroquín, hay dos especies de quelonios: la Trachemys scripta y la Trachemys venusta.
Las Trachemys scripta tienen caparazón ovalado, ligeramente plano, a veces con una quilla dorsal débil. Este es de color café u olivo, marcado con líneas amarillas. El plastrón está unido al caparazón por un puente angosto. El margen posterior del caparazón está levemente ranurado. Su cabeza es grande, los brazos robustos y los dedos poseen membranas interdigitales. Es una tortuga grande y puede llegar a medir hasta 60 centímetros de largo. En Centroamérica, las poblaciones presentan poco dimorfismo sexual, en comparación con las de Estados Unidos, donde los machos son más pequeños que las hembras. Cada escudo pleural y vertebral presenta un ocelo claro con centro negro; en los juveniles, estos ocelos pueden ser rojos. La cabeza, la nuca y los brazos son gris verdoso o café, con líneas naranjas o amarillas. Esta especie acostumbra asolearse por largas horas en piedras o ramas cercanas a los cuerpos de agua. Es utilizada como alimento y se comercializa como mascota de manera clandestina.
Las Trachemys venusta pueden llegar a medir hasta 48 centímetros de largo. La cabeza presenta una banda amarilla, rojiza o anaranjada que va desde el margen posterior de cada ojo hasta el cuello. Las extremidades tienen un patrón de bandas oscuras y claras. El caparazón es ovalado, con el extremo posterior un poco más ancho, y posee una quilla vertebral. Cada escama del caparazón tiene un ocelo café oscuro o negro, rodeado de una franja verde oscura y naranja que se va borrando con la edad. El plastrón es amarillo y muestra manchas y líneas geométricas, especialmente visibles en los ejemplares jóvenes. Las hembras son más grandes, y los machos tienen la cola más larga y gruesa. Son omnívoras, pero cuando son jóvenes se alimentan principalmente de carne. Son voraces y comen todo lo que tienen al alcance de su boca.
Las tortugas habitan en la fuente de la Biblioteca Ludwig von Mises. Foto por Luis Figueroa.
El Arboretum de la UFM ofrece lecciones perdurables para todos aquellos interesados en proteger el medio ambiente:
- Que son las personas, de manera individual, quienes deben preocuparse y responsabilizarse de su entorno, procesando la información específica de tiempo y lugar para descubrir nichos ecológicos.
- Que no existe incompatibilidad entre el crecimiento económico y la calidad del ambiente. Al contrario, mientras mayores son los ingresos de las personas, mayores son los recursos que se pueden destinar a la protección del medio ambiente.
- Que la efectiva protección del medio ambiente depende del establecimiento de instituciones que resguarden los derechos individuales. El reconocimiento de la propiedad privada constituye una condición esencial para mejorar la calidad ambiental. Esto permite ampliar los procesos de mercado que generan los recursos para elevar el nivel de vida de las personas y, además, para crear espacios de alto valor ecológico.
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Las tortugas del campus, discretas pero perseverantes, recuerdan que la libertad y la responsabilidad individual son también las mejores aliadas del ambiente.
Contacto:
Arboretum
arboretum@ufm.edu
Guatemala, 17 de octubre del 2025
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