La conversión ecológica y el hombre, una propuesta

Moris Polanco, autor de la propuesta

«Es evidente que el ser humano ha causado daños al medio ambiente; pero eso no implica subordinar al hombre», dijo Moris Polanco, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Francisco Marroquín, al comentar el eje de la conferencia que dictará en el congreso El llamado a la justicia, a celebrarse en el Vaticano, del 16 al 18 de marzo de 2005.

«Manteniendo al hombre como centro y haciendo conciencia de que hay que respetar el ambiente y que hay  que reconciliarse con la naturaleza, podemos tener un futuro ecológicamente sano, positivo, sin necesidad de caer en extremismos como los que sugiere La carta de la tierra«, explicó Polanco.

«En la conferencia titulada Gaudium et spes and the Ecological Awareness of our Time, escogí el tema de la ecología porque toca puntos fundamentales de la antropología y de la relación del hombre con la naturaleza.  Desde hace algún tiempo me inquietaban el rumbo que han tomado algunas tendencias ecologistas de poner al hombre como un animal más, y la tendencia holista que tiende a ver en la naturaleza un todo en el que lo importante es el equilibrio de los ecosistemas, pero en el que ya no importa la persona humana con su dignidad, como tal», añadió.

El profesor explicó que «noté que había un cambio en aquella mentalidad, en aquella  forma de pensar, y la relacioné con lo que pasaba hace 40 años, en 1965, basado en Gaudium et spes.  Cuando todavía se consideraba al hombre, dentro de la tradición judía o cristiana, como el centro de la creación, a quién puso Dios el cuidado de la tierra».

«Entonces», dijo, «investigué y dividí mi propuesta en partes.  La primera es la conciencia ecológica de nuestro tiempo y el enfoque cristiano. Hago una comparación entre el enfoque cristiano católico y las tendencias ecologistas de nuestro tiempo, y señalo que realmente, quienes hacen al hombre a un lado, se están yendo por la tangente.  Hago especial referencia a La carta de la tierra, preparada Maurice Strong, Steve Rockefeller y Mihail Gorbachov.  Ellos influyen mucho en las Naciones Unidas y pretenden que sea como la nueva ética, para el nuevo milenio.  Entonces ahí digo que eso no es compatible realmente con el cristianismo». 

«Luego», añadió Polanco, «comparo con otras religiones.  En particular con la iglesia ortodoxa, con las iglesias evangélicas y con el Islam. Y hago ver que hay bastante coincidencia con la religión cristiana; y que en todo caso, quienes talvez se han estado saliendo son algunos grupos cristianos, católicos, evangélicos más bien de izquierda.  Que se apartan de la visión tradicional, sin saber las consecuencias que esto puede tener a largo plazo».

«Y por último hablo de lo que se ha llamado justicia ambiental.  Que algunos la interpretan como no causar daño al medio ambiente, pero que yo agrego: porque está en función del bien del hombre, verdad, en bien de todos los hombres.  Y noto cómo el cristianismo o la tradición cristiana tienen mucho qué aportar para la reflexión ecológica de nuestro tiempo. Porque no es solamente cuidado del medio ambiente de no ensuciarlo, sino es de la relación nuestra con la naturaleza, que incluye, por ejemplo, nuestro cuerpo», explicó.

«Es una reflexión la que hago sobre qué elementos en la teología o de la tradición cristiana pueden aportar luz y aportar elementos positivos para reencausar o que no se salga de su debido cause, verdad, la cuestión ecológica», concluyó Polanco.

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