David Boyd Kennedy, amigo de la Universidad Francisco Marroquín, falleció el 10 de marzo de 2019. Murió en paz en su hogar en Ann Arbor, Michigan, con su familia a su lado. .
Conocido mejor por los miembros de la Sociedad de Filadelfia como Presidente de la Fundación Earhart y como uno de los Miembros Distinguidos de la Sociedad, a David le sobreviven su esposa Sally (Pyne), su hija Jane Mack (Brian) y su hijo Douglas Kennedy (Stephanie).
David nació el 2 de septiembre de 1933 de James Alexander y Elizabeth (Earhart) Kennedy. Asistió a la Universidad McGill y la Universidad de Michigan y recibió un A.B. de la Universidad de Indiana en 1958, con especialización en economía y menor en ruso. Entre sus años de junior y senior de estudios de pregrado, David sirvió en el Ejército de los Estados Unidos, asistiendo a su Defence Language Institute, Monterey, CA, seguido de su servicio en Fort Devens, Massachusetts. Recibió un LL.B. en la Universidad de Michigan en 1963 y amplió sus estudios de idiomas extranjeros en Alemania, la entonces Unión Soviética y en Yale.
Durante veintiún años antes de regresar a Ann Arbor en 1984 para asumir el liderazgo de la fundación establecida por su abuelo, Harry Boyd Earhart, David se desempeñó como abogado en ejercicio y como funcionario público en Wyoming. Fue miembro de la Cámara de Representantes de Wyoming, Procurador General del Estado y miembro del Comité Nacional Republicano, tanto como Presidente y más tarde como Miembro del Comité Nacional. David se retiró como presidente de la Fundación Earhart en 2003.
Siguiendo los pasos de su abuelo, David estaba profundamente comprometido con los principios y virtudes que sostienen una sociedad libre. Su manera característicamente discreta desmentía una inteligencia sabia, prudente y aguda que fue complementada por su creencia en el poder de la fundación estadounidense y los valores de la tradición occidental. Estas cualidades animaron su vida profesional.
David creía que al ejercer la filantropía, una responsabilidad importante era proteger la intención del donante. Posteriormente trabajó sin descanso para promover la visión filantrópica de su abuelo. Al hacerlo, él y los Fideicomisarios y Miembros de la Fundación Earhart dieron oportunidad a miles de beneficiarios, cuyas vidas y carreras David esperaba que prosperaran.
Los amigos también pueden recordar el sentido del humor de David y su aprecio por la Sociedad de Filadelfia como un lugar único, donde se visitan las cosas permanentes y las consideraciones actuales. En momentos de gran debate o desacuerdo bien intencionado, David mantuvo su compromiso con el intercambio civil que promueve la Sociedad. Por encima de todo, David esperaba que las actividades de la Sociedad continuaran alentando a las generaciones sucesivas de académicos, pensadores y funcionarios públicos conservadores y liberales clásicos.
*Con información de The Philadelphia Society
Contacto:
Luis Figueroa
Relaciones Públicas
rrpp@ufm.edu
Guatemala, 21 de marzo de 2019.
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