Carlos Brenner, Adriana Sánchez y Sebastián Souza son tres egresados de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Francisco Marroquín. De diferentes promociones y con diferente proyeccción profesional encuentran un punto común en el impacto extraordinario que tuvo el proyecto integrador en su carrera profesional.
En El Amigo de la Marro conversamos con los tres profesionales de la arquitectura, con un grupo de profesores encargados de la supervisión del proyecto integrador y con el arquitecto Roberto Quevedo, decano de aquella unidad académica.
Este es el segundo reportaje de nuestra nueva línea editorial en la que mostramos los rostros detrás de los factores diferenciadores de la oferta académica de la casa de la libertad.
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Desde el ciclo académico 2014, como requisito para el cierre de pénsum y para evaluar a cada estudiante de forma integral, los estudiantes del último semestre de la Facultad de Arquitectura desarrollan, durante el curso de Diseño Arquitectónico, un proyecto inmobiliario. Este sirve de instrumento para que el interesado demuestre su criterio independiente en la toma de decisiones, aplicando su conocimiento de los cursos que conforman el pénsum. Como arquitecto emprendedor, debe descubrir alguna oportunidad de negocio que pueda resolverse mediante un proyecto con propuestas innovadoras y creativas.
El desarrollo del mismo consta de seis etapas:
- Identificación de la oportunidad de negocio y desarrollo de la propuesta. -Esto debe realizarse durante el período de receso antes de tomar el curso-
- Presentación de la propuesta de negocio a una terna, cuya aprobación es requisito indispensable para poder inscribirse en el curso.
- Desarrollo del proyecto durante el semestre: en esta fase se modela el trabajo que lleva a cabo el arquitecto en la vida real, como profesional independiente. Por ello de integrarse 12 consultores (cada uno atendiendo las distintas áreas y especialidades que deben atenderse ).
- Evaluación de la ética y la formalidad del proceso, debiendo llevar los asesores un registro exhaustivo del mismo.
- Entrega y evaluación del portafolio del proyecto integrador que debe contener en forma ordenada todos los documentos que integran el proyecto. Dicho portafolio es examinado por la terna de asesores asignados al curso, quienes deciden si el estudiante aprueba el curso.
- Les estudiantes que desarrollen proyectos de notable excelencia académica tendrán la oportunidad de trabajar en un pitch para Heurística UFM y participar después en un Shark Tank con potenciales inversionistas en el campo inmobiliario. Si como resultado de la participación en esta fase, algún proyecto despertara interés o fuera objeto de alguna oferta concreta de inversión, la Facultad de Arquitectura podrá apoyar al estudiante responsable del mismo para formalizar el negocio.
Durante el tiempo que se ha implementado este ejercicio, la Facultad de Arquitectura les ha brindado a muchos estudiantes la oportunidad de iniciar su carrera profesional, a fin de que logren integrarse en empresas desarrolladoras que han detectado un potencial atractivo en los proyectos inmobiliarios presentados. Algunos otros han empezado a desarrollar sus propuestas en forma individual, generándose de esta forma su propio trabajo, comentó al respecto la arquitecta Luisa María Dougherty, secretaria de aquella unidad académica.
Carlos Brenner, el proyecto integrador como ventana de oportunidad
Carlos Brenner es un arquitecto apasionado por el desarrollo inmobiliario. Cree firmemente que la mejor forma de lograr un mejor país y entorno es construyéndolo uno mismo, proyecto a proyecto. Se trata profesional en la continua búsqueda de ser un verdadero líder positivo en la industria.
Conversamos con el arquitecto Brenner sobre el impacto del proyecto integrador en su desarrollo profesional y esto fue lo que nos compartió.
Creo que desde antes empezó el proceso para el proyecto integrador, todas las clases del tipo económico, liberal y de empresa, desde allí empieza un aprendizaje que te lleva a estructurar tu pensamiento, tu diseño arquitectónico, en una forma que cumpla con los requerimientos de diseño, estéticos y empresariales, y así generar un producto que pueda apetecer a los desarrolladores inmobiliarios, comenta Brenner.
Con esa base, el proceso culmina con el proyecto integrador. Lo más interesante es que uno tiene absoluta libertad para plantear el proyecto que más haga sentido, por ejemplo, yo me acerque a unos desarrolladores que les interesaba la posibilidad de hacer un proyecto en un terreno específico y a mí desde antes me llamaba la atención el desarrollo inmobiliario. Encontré en el proyecto integrador la plataforma perfecta para que convergieran la arquitectura, los números (factibilidad económica), el diseño y un proyecto que reúne todas las características del proceso arquitectónico.
Después de plantear el proyecto que a mí me interesó, eso me dio la pauta de plantearlo con total pasión y total entrega. Al fin de cuentas, es un proyecto propio. Es interesante porque desde el principio te indican que escogerán a dos o tres proyectos que obtendrán un galardón y le da el sentido de competencia. Eso propicia que uno se esfuerce por hacer un buen proyecto, indica Carlos poniendo enfásis en la libertad que tienen los estudiantes para realizar la escogencia del proyecto a desarrollar.
Carlos Brenner fue uno de mis estudiantes más sobresalientes, su trabajo fue muy bueno, se trataba de un edificio de apartamentos por el área del Campo Marte. Desarrolló algo que por su ubicación está dirigido a gente que ahora vive en la salida a El Salvador pero que está regresando a la ciudad. Se trató de un proyecto en un área céntrica para que mejora la calidad de vida, puesto que es económica por el tamaño, pero bien localizada, comentó el profesor Guillermo Pemueller.
Considero importante mencionar que hubo profesores como el arquitecto Pemueller y el arquitecto Orbaugh, que tienen una visión clara de aplicación de los contenidos vistos en clase. Por ejemplo, el arquitecto Pemueller lleva el diseño de sus proyectos de la mano con la factibilidad financiera para sea atractivo. Es importante tener maestros que te transmitan de primera mano lo que realizan en su práctica profesional, sentencia el joven arquitecto.
¿En qué consistió concretamente tu proyecto de graduación?
Fue una torre de apartamentos, un edificio residencial para un sector de clase media alta, en el que se adaptaban los espacios a las necesidades de familias jóvenes. Eran apartamentos modulares para que se fueran flexibilizando y adaptando a las necesidades de los usuarios. Tuve el seguimiento con el desarrollador, después de que lo seleccionaron como uno de los proyectos ganadores. El desarrollador tomó las premisas fundantes y también me sirvió mucho, porque uno de los evaluadores de mi terna -quien ahora es mi jefe- me contrató en Grupo Apolo.
Esta experiencia me catapultó a conseguir el trabajo que siempre quise en el área de desarrollo inmobiliario. Trabajé un tiempo con el profesor Pemueller, pero siempre este fue mi sueño. Esa fue la transición y aquí sigo después de tres años. Toda esta experiencia sembró en mi la inquietud para continuar mis estudios con la Maestría en Administración de Proyectos Inmobiliarios con el minor en Finanzas que también ofrece la UFM.
Ahora todos los proyectos que vemos en la oficina, desde la Dirección de Nuevos Proyectos, utilizamos la metodología del proyecto integrador por ser práctica, utilizable y efectiva a nivel profesional para la evaluación de proyecto arquitectónicos de beneficio para el país desde Grupo Apolo.
Adriana Sánchez Mack, el proyecto integrador como transición a la vida profesional
¿Arquitecta Sánchez, qué impacto tuvo el proyecto integrador en su temprano desarrollo profesional?
El proyecto integrador me ayudó a visualizar todos los elementos necesarios para un desarrollo, desde el diseño que es lo primero que vemos en la carrera hasta las especialidades como las instalaciones hidraúlicas y el diseño de iluminación.
Lo que más me impactó fue el Shark Tank porque es una metodología que me permitió conocer lo que el mercado demanda. Uno puede diseñar cualquier cosa pero si no es rentable nadie va a querer invertir en hacerlo. Esta parte fue la que más me llamó la atención.
¿En qué consistió su proyecto integrador?
Mi proyecto fue un edificio de oficinas en zona 9, inicialmente se tuvo que buscar un terreno real, buscar su precio de mercado para hacer el presupuesto. La ubicación estaba entre la séptima avenida y octava calle, con siete niveles, y fue un reto para mí, porque no se trataba de un edificio convencional con plantas típicas en todos los niveles, sino que fue variando dependiendo del diseño externo y la volumetría del edificio.
Antes de iniciar el proyecto integrador en la universidad nos dieron cursos de Design Thinking, Entrepreneurship y eso nos dio una buena introducción de cómo vender y presentar un proyecto a desarrollar; nos enseñaron como se hace un «pitch» para presentar el proyecto en un período corto y lograr venderlo. Hacer esta presentación implicó mucho trabajo, para prepararme ante el reto de las preguntas de los inversionistas. Uno de los miembros del panel me increpó sobre los costos sobre un proyecto similar en el que trabajó y este fue mi principal reto durante el Shark Tank.
Desde mi perspectiva, el proyecto integrador es buen resumen de lo que se necesita saber en la transición hacia la vida profesional.
Sebastián Souza, el autor del complejo médico que se hace realidad
Sebastián Souza hizo un trabajo muy bueno desarrollado para el área médica. Este se desarrollará en la sexta avenida de la zona 10 que es el sector médico de Guatemala. Fue tan exitoso que lo adoptó un desarrollador y ahora mismo lo están ejecutando, indicó el profesor Guillermo Pemueller, supervisor de proyectos integradores de la Facultad de Arquitectura.
En El Amigo de la Marro conversamos con Sebastián Souza sobre su proyecto integrador que se está ejecutando en el área cercana al campus de la UFM.
¿Cómo nació Renovati, arquitecto Souza?
Renovati nace mientras cursaba el último año de Arquitectura en la UFM, siendo este mi propuesta como proyecto integrador -que sustituyó al examen general privado-, el cual consistía en exponer un terreno para desarrollar un proyecto rentable y atractivo para inversionistas.
En esta ocasión aproveché a utilizar un terreno ubicado en la 6a Avenida y 2 Calle de la Zona 10, recientemente adquirido por la Desarrolladora Inmobiliaria de mi padre el Arquitecto Giovanni Souza, quien me brindó la oportunidad de diseñar y desarrollar el proyecto como parte de mi privado final.
Inició como un edificio de servicios médicos por su ubicación privilegiada “La Calle de los Hospitales”. El reto más grande del terreno fue resolver la esquina tan expuesta y transitada por afluencia vehicular, luego de 6 meses de observación, evaluación y apoyo por parte de los catedráticos se logró resolver y dio por concluido su diseño.
¿Cuáles retos vinieron después de la aprobación del curso y la inminencia de la ejecución del proyecto?
Al finalizar este proceso de diseño en la Universidad, venía la parte más interesante para mi carrera profesional como Arquitecto, exponer el proyecto a la Desarrolladora Inmobiliaria con la expectativa que se hiciera una realidad. Los comentarios fueron positivos y sin duda alguna era una proyecto rentable y exitoso. Luego de esto la Desarrolladora decide realizar estudios de mercado, el cual llevó a realizar ciertas modificaciones en el diseño y adaptación de acuerdo a los resultados, pero la esencia del diseño siguió siendo la misma hasta que finalmente el proyecto se volvió una realidad e inició su construcción.
Durante el proceso de ejecución se dio la oportunidad de ampliar el proyecto a una segunda fase, lo cual significó otro desafío más para mi carrera profesional. La idea de adquirir el terreno colindante fue para desarrollar otro edificio que se integrara al diseño original y unificarlos como un mismo.
El proyecto tuvo una evolución interesante puesto que se me brindó la oportunidad de diseñar un nuevo edificio. Al definir claramente el concepto de la integración, finalmente se logró adaptar una nueva torre, con un diseño dinámico donde sus volúmenes respondieran y jugaran con la primera propuesta de diseño. La emoción y el reto superaban mi poca experiencia, pero sabía que debía seguir implementando lasmismas bases arquitectónicas para que el proyecto continuara con su esencia.
Agradezco a mi padre por esta gran oportunidad y la Universidad Francisco Marroquín por exigir y motivar los ideales de un extraordinario proyecto. Renovati promete ser un ícono emblemático en atención médica y empresarial de la zona 10.
Los profesores de la Facultad de Arquitectura y el proyecto integrador
Quisimos conocer las opiniones de los profesores de la Facultad de Arquitectura que han tenido a su cargo la supervisión y asesoría de los proyectos integradores. Estas fueron sus apreciaciones:
¿Cuál es el principal aporte del proyecto integrador?
Es la primera experiencia en la que nuestros estudiantes ponen en práctica todo lo que se les ha enseñado a lo largo de la carrera, trabajando en buena medida con asesorías y no con una guía dirigida de los profesores, se trata de que ellos pongan en práctica sus conocimientos, que tomen decisiones y que puedan integrar las diferentes disciplinas sin mayor intervención por parte de los profesores, más que una orientación general, comentó el arquitecto Héctor Santamarina.
¿Cuáles retos implicó la implementación del proyecto integrador?
La Facultad desde hace varios años tomó la decisión de suspender lo que se conocía como examen general privado práctico, ya que pensamos que la evaluación de un estudiante en un período corto de tiempo no era apropiada. Se tomó la decisión que el último semestre de la carrera en el área de Arquitectura, se elaborara un proyecto como se trabaja en una firma de arquitectura, para que ellos muestren criterio para la toma de decisiones. En este proceso se podían asesorar de profesionales de otras disciplinas como lo hace cualquier arquitecto, siempre también con la visión de la UFM de que se genere innovación y una formación sólida en la parte de emprendimiento y finanzas aplicadas al desarrollo inmobiliario, ya que es una realidad para nuestros egresados encontrarse con este campo y para esto deben contar con las habilidades y herramientas para poder atender el proyecto que se les presente, acotó la arquiteca Luisa Dougherty
¿Qué opinión le merecen la calidad de los proyectos integradores, arquitecto Pemueller?
Lo que ha sido muy satisfactorio para nosotros es que se desarrollan buenos proyectos y no es una utopía sino que es algo real. Desarrollan los proyectos con profesionales que se especializan en cada una de las ramas como lo son ingenieros estructurales, sanitarios, eléctricos, especialistas en iluminación. Salen proyectos terminados, listos para ejecución.
Una de las partes más importantes de todo el proceso es el Shark Tank. La sesión en la que los estudiantes más destacados presentan sus proyectos ante eventuales inversionistas. Sobre este espacio particular, la arquitecta Dougherty, compartió lo siguiente:
Yo estoy a cargo del Shark Tank, de traer a los inversionistas y a los desarrolladores interesados. La verdad es que aparte de la evaluación que se hace por parte de los asesores y profesores titulares del curso; a los proyectos que se les considera con excelencia académica se les integra a la presentación con esta metodología a personas con interés en el desarrollo inmobiliario. Afortunadamente año con año hemos ido mejorando con los proyectos que se presentan, de allí han salido muchas oportunidades de trabajo o desarrollo de proyectos específicos de los estudiantes, lo cual para la Facultad y para el Consejo es de gran satisfacción, ya que se les da una plataforma a los estudiantes que demuestran excelencia para salir con trabajo o con oportunidades.
Los comentarios recibidos cada vez son mejores, los desarrolladores comentan que el trabajo que se presenta en este espacio académico es superior en muchas ocasiones a algunos de los proyectos que se desarrollando en la actualidad para la industria. El Shark Tank es una valiosa herramienta de evaluación para la Facultad en su conjunto, puesto que mide la calidad de la preparación de nuestros egresados. Considero que nuestros estudiantes reciben formación del más alto nivel de Guatemala y de Centro América.
El arquitecto Héctor Santamarina considera que el proyecto integrador es un primer contacto con la realidad profesional, mientras que la profesora Dougherty lo define como la transición entre la academia y el mundo real.
«El arquitecto es el director de la orquesta puesto que coordina a todos sus asesores» – Roberto Quevedo
Roberto Quevedo, decano y actual vicerrector de la universidad también nos compartió su visión sobre el proyecto integrador.
El proyecto integrador nace como respuesta a que la metodología del examen general privado caducó puesto que no permitía que los estudiantes pudieran realmente explorar a mayor profundidad el proyecto. En unos casos, el estudiante se ponía muy nervioso, entonces el resultado no correspondía realmente al talento que podía demostrar. Teníamos casos de estudiantes que pasaban los primeros días, tomaban una decisión incorrecta y eso les afectaba por completo el proyecto. Lo que buscamos con este cambio es que el estudiante durante todo el semestre pudiera explorar un proyecto a profundidad y poner en práctica todo el conocimiento que obtuvo durante la carrera.
La idea era que pudiera elegir un terreno para realizar un proyecto real y hacer la propuesta de qué era lo que mejor correspondía a ese terreno. De esa forma se ponía en práctica una visión empresarial.
Los mejores proyectos entran al programa de Heurística que en esencia es un bootcamp para poder pulir la propuesta y el modelo de negocio, y luego entran al proceso de Shark Tank. El estudiante que antes salía al mercado con la incógnita sobre a qué dedicarse profesionalmente, ahora sale con un proyecto montado. Hemos tenido muy buenos resultados, comentó el profesor Quevedo.
Los estudiantes han explorado proyectos mucho más complejos y con el incentivo de que es posible que el proyecto se convierta en realidad -como en el caso de Sebastián Souza- . A diferencia del examen privado en el que se invertía mucho trabajo que solo se quedaba en papel. Es muy importante que el estudiante encuentre un sentido de relevancia en lo que trabaja y que se le da la libertad de ejecución, así adquieren un nivel de responsabilidad mayor. Este proceso es más extenso, pero permite que se muestre en forma más clara todo el potencial del futuro arquitecto, sentenció el arquitecto Quevedo.
Sin lugar a duda, esta nueva modalidad ha beneficiado a la Facultad en la evaluación del programa. Se puede medir el desempeño del estudiante en un contexto real de mercado. Esta modalidad permite evaluar la validez de los cursos que integran el pénsum de estudios: Teoría e Historia, Diseño Arquitectónico, Empresa y Finanzas, Emprendimiento, Tecnología, Estructura, Comunicación y Especialidades (cursos electivos). Un buen porcentaje de cursos electivos permiten que cada estudiante pueda diferenciarse según sus intereses. De igual manera, existe una exploración y un cuestionamiento constantes del proceso, para identificar las fortalezas y oportunidades , lo mismo que las amenazas que habrá que superar.
Como consecuencia del dinámico y constante cambio en el proceso de aprendizaje y en las áreas de estudio, por medio del Proyecto Integrador de Graduación se puede evaluar el proceso para identificar las fortalezas y aprovechar las oportunidades. Esto permite que la Facultad de Arquitectura continúe ofreciendo un programa innovador y ajustado a las realidades del futuro que tendrán que afrontar los egresados. En Arquitectura UFM se enseña al estudiante para que, durante su vida profesional, pueda continuar aprendiendo de forma independiente y afrontando con éxito cualquier desafío que se le presente.
Contacto:
Luisa María Dougherty
Secretaria Académica
werdog@ufm.edu
Guatemala, 23 de septiembre de 2019.
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