Durante varios años la colección de estampas japonesas shin-hanga, de la Casa Popenoe, estuvo expuesta en uno de los baños de aquella casa museo; un lugar muy particular para el efecto, sin duda, y fue allí donde se encontraron algunas de ellas cuando la familia donó la casa a la Universidad Francisco Marroquín, en el 2007, explicó Martín Fernández, curador de la Casa Popenoe.
Ese baño, contiguo a la habitación del botánico y coleccionista Wilson Popenoe, se convirtió en una parte importante del recorrido por la casa. Sin embargo, por motivos de conservación, las piezas fueron desmontadas de sus marcos y trasladadas a la biblioteca de la Universidad. Puedes visitar la exhibición aquí.
Aunque al principio se pensó que podría tratarse de xilografías ukio-e (conocidas, también, como estampas del mundo flotante), después de un análisis cuidadoso, el experto en arte japonés, Amaury García, las identificó y catalogó como una interesante colección de grabados japoneses modernos -única que se conoce con estas características en América Latina- impresos. muchos de ellos, durante las primeras tres décadas del siglo XX por el editor japonés más famoso de su tiempo, Watanabe Shōzaburō (1885–1962), añadió Fernández.
Este descubrimiento nos motivó a iniciar una investigación más profunda sobre la procedencia de las piezas. Gracias al meticuloso archivo, que también donó la familia Popenoe, llegamos a saber cómo fueron adquiridas las piezas por la historiadora del arte Helen Barsaloux segunda esposa de Wilson Popenoe, cuando trabajaba en el departamento de educación del prestigioso Instituto de Arte de Chicago, antes de casarse con el botánico, a finales de 1938, relató Fernández.
La exposición consta de 24 xilografías, que representan temas diversos, como el paisaje urbano, la naturaleza y el retrato, además de una reproducción de ukiyo-e y algunas fotografías. Todos los grabados fueron adquiridos por Helen Popenoe, de quien guardamos también la fascinante correspondencia que mantuvo con varios editores japoneses, cuya parte más abundante es la que integran las cartas intercambiadas con Watanabe. Además de ser ella misma coleccionista, Helen también adquirió estampas para la colección de la organización en la que trabajó y paralelamente ejerció como marchante en los Estados Unidos de América, lo cual resultó muy beneficioso para los galeristas japoneses, que terminaron siendo seriamente afectados por la crisis generada durante la Segunda Guerra Mundial, concluyó el curador de la Casa Popenoe.
Guatemala, 21 de marzo de 2022.
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